LA NATURALEZA HUMANA Y LA DIRECCIÓN DE ORGANIZACIONES

Profesor Rodolfo Bolívar
    El hombre posee una naturaleza humana, inherente a su existencia, que nos hace inclinados al bien y a la sociabilidad, con inteligencia, una dinámica volitiva y seres libres, para de acuerdo a nuestras posibilidades logremos tomar decisiones, acertadas o no que nos lleven a la realización personal en un camino de esfuerzo continuo por desarrollar virtudes que nos posicionen ante nosotros mismos y nuestro entorno como la mejor versión de cada uno, respetando La Ley moral natural. Es una constante lucha por crecer integralmente y el desarrollar un comportamiento humano acorde a nuestra naturaleza pero con una visión sobrenatural, empeño formativo de nuestras carencias para poder templarnos y obtener un carácter solido que nos permita obtener una autorrealización plena, un mejor convivir en sociedad y una mayor integración en ambientes no solo familiares, sociales y económicos, sino políticos y de cualquier ámbito donde el ser humano hace vida, con su propia naturaleza y ‘saber hacer’ que se desarrolla como una segunda naturaleza, caracterizada por la formación en hábitos y la construcción de virtudes humanas, que como diría Tomas de Aquino, celebre intelectual del siglo XIII, se adhieren al carácter humano y son su base, la cual sigue en plena vigencia aún en nuestros días caracterizados por la inmediatez posmoderna.

    En ese proceder que implica un crecimiento integral del hombre, no solo afianzamos nuestra naturaleza, sino que educamos los afectos para poder asumir el control de nuestras emociones, auto reconocernos como personas humanas y poder ver en el otro, con quienes me relaciono, otra persona digna que merece el respeto de su ser, su esfuerzo, su condición y humanidad. La dirección de empresas u organizaciones vista desde este ámbito personal, nos permite esforzarnos por entender la naturaleza humana y escudriñar en lo más profundo de nuestras facultades, nuestra estructura afectiva, las tendencias sensibles y avistar incluso el camino adecuado de nuestro ser antropológico y definir los límites de una moralidad propia de nuestra esencia y de nuestra naturaleza, somos humanos, no somos animales.

    En los últimos tiempos la humanidad se ha encaminado hacia un umbral complejo que nos aleja de nuestra propia integridad y de reconocernos como seres humanos, hemos ‘animalizado’ nuestras relaciones sociales, sexuales, productivas e incluso familiares, en la búsqueda de intereses por un lado meramente individuales y por otro netamente colectivos que no representan la verdad de la persona humana. Para poder asumir los nuevos retos directivos en las diversas organizaciones humanas existentes, es preciso que nos reconozcamos unos a otros como personas e intentemos entender nuestra naturaleza, la cual nos lleva a sabernos ‘hombres éticos’ más allá del reduccionista animal racional de tiempos aristotélicos.

    Luego de la Revelación divina en la humanidad, Dios se hace parte de la historia y realza la condición del hombre, varón y mujer, que desde su propia naturaleza, tiene un sentido de dignidad grandiosa y nos ha de llevar a dirigir instituciones u organizaciones que formamos socialmente con fines económicos o filantrópicos entre otros, desde una base verdaderamente humana y que debe sostenerse sobre la dignidad de la persona, su capacidad de abstracción y la grandeza de su espiritualidad encarnada, ese es el único camino para una gerencia que destaque el amor relevante para el ser y la propia humanidad.

Profesor Rodolfo Bolívar

Redactado por Jesús Di Zonno

Publicado por Virinia V.P Khalil R.

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