LA BRÚJULA QUE PERDIÓ SU NORTE

    Si bien el estado en el que Venezuela se encuentra en 2023, tanto económico como social, para muchos es clara, podría ocurrir que, a simple vista puede darse un juicio errado. Para en realidad ver que está ocurriendo hay que salir de la burbuja ver un poco hacia el pasado, y también más allá de la realidad cercana de un sector beneficiado que a duras penas representa el 18,5% del país.

“La pobreza afecta a 81,5% de la población, es decir, 8 de cada 10 venezolanos no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica” – Comunicaciones UCAB (10 de noviembre 2022) 

    ¿Cómo es esto posible?, que un país en el que parece que se prospera económicamente, con un distrito capital que en la mayoría de su territorio aparenta riqueza; con edificios lujosos, cedes de Ferrari y restaurantes nuevos en cada esquina, a su vez coexista con una mayoría de población que no cuenta con dinero suficiente para adquirir comida, un mismo país que hace apenas 5 años tomó las calles para protestar contra un gobierno, que al igual que hoy, mata de hambre a su propia gente.

    Vivimos actualmente en una realidad alternativa en la que, muy fácilmente, podemos caer en la ingenuidad de pensar en que estamos mejor, cuando en realidad, no es más que una ilusión, no es más que la intención de atraparnos en una burbuja positiva para mantener adormecida esa voluntad de querer prosperar. Somos parte de un engaño, como aquel que pretendiese tapar el sol con un dedo.

    Sin embargo, para estar tan conscientes de que somos parte de un acto, parece que nos hemos acoplado sin ningún tipo de queja a la realidad actual. El porqué de esto para mí no significa más que una causa por la que se peleó fuertemente y por mucho tiempo, y al dar un todo y salir sin nada, en una batalla que más que un cambio de gobierno, exigía libertad y representaba amor e identificación, aquel hombre que empezó una guerra llena de pasiones, siente como si se le arrebatara  su capacidad sentir y como se adormecen las emociones, luego de que tal esfuerzo se vea solo como una causa perdida y además sumada la angustia mental que causa haber presenciado una gran injusticia.

    Lo vivido desde hace unos años, no es una masacre, no es una tortura tangible como lo pudo ser el holocausto en la segunda guerra mundial, sin embargo, lo considero igual de venenoso y letal para un pueblo en necesidad de fe. A los venezolanos se nos atenta constantemente contra la dignidad, contra el valor que tenemos por ser simplemente seres humanos. Estamos en las manos de un grupo de personas en el poder que miran hacia abajo a su población, y si bien el pasar hambre y buscar comida en la basura ya es lo suficientemente degradante para un ser humano, no les basta y nos utilizan como objeto de mofa, como si padeciéramos de algún defecto mental que nos haga pensar diferente a ellos. Todos los programas de televisión, los mensajes en la radio, tweets, videos en redes sociales, tienen una connotación mucho más profunda, que dar una crítica o hacer propaganda. En realidad, lo que duele ya no es la crítica o es el ser tildado de delirante, es el mensaje entre líneas que es enviado, ese mensaje que más allá de un insulto es el saber que es burla, saber que somos acusados de radicales y locos, cuando ese grupo de personas saben que estamos en lo correcto, es ponerse ellos en una “posición intocable”, que solo nos dice, que no importa que se tenga la razón y lo obvio que pueda ser, ellos siempre podrán hacer lo que les plazca y no hay nada que podamos hacer al respecto, por más irracional que sea.

    Ese fuerte golpe contra la mente, la voluntad e incluso la dignidad, de sentirse atados de manos frente a tal injusticia, pesa más que cualquier bomba lacrimógena o cualquier perdigón.

    “La voluntad del sentido para muchas personas es de hecho, no de fe” – Viktor Frankl.  Luego de años peleando por la misma causa, a costa de perdidas, muerte, atentados contra la dignidad humana y que el único hecho que se deja ver es que todo lo vivido fue en vano, aunado a actualmente encontrarse en un presente que tiene una realidad borrosa que hace pasar por alto las razones por las que ocurrió inicialmente un descontento. Se encuentra de frente con un país donde toda fe que se tenía se perdió, junto con la voluntad de sacar adelante a un país que agoniza.

    Parece ser como si se estuviera sobrecargado de emoción, como si luego de una experiencia tan fuerte en cuanto a sentimientos se habla, el cuerpo quede incapaz de sentir otra emoción más, pues al final del día, como fue mencionado, pelear por tu país representa una pelea de amor y pasión, mismo amor que no es nada mas ni nada menos que la meta última y más alta del ser humano.    

    Ser persona en la revolución bolivariana significa padecer de apatía luego de un fuerte shock. No hallo otra explicación de por qué, cuando se está consciente de las condiciones en las que vive la mayoría del país, del acto de engaño que se está dejando ver al resto del mundo, no se es capaz de reaccionar y hacer algo que aporte al cambio.

    Ser venezolano en 2023, significa haber aceptado una derrota, pero también contar con un alma que a través del humor está buscando su supervivencia.

    Hablamos de un país donde su población parece llevar un fuego interno que ha dejado claro en su historia que es capaz de reivindicarse, un país que en su pasado sirvió de vitrina para el mundo como ejemplo de prosperidad. Y aunque hoy esa no sea la realidad, no debemos olvidar que ese el potencial que yace en nuestra tierra y que el hombre venezolano aun no ha perdido la libertad de escoger una actitud de resiliencia. 

    Lo que debemos ver con claridad es que esa es la verdadera intención que tienen los jefes del comunismo venezolano. “Quien tiene algo por que vivir, es capaz de soportar cualquier como”-Nietzsche. Busco hacer alusión a esta frase, solo que, en vez de vivir, luchar. Una persona que siente que buscar aquello que quiere tiene sentido, es capaz de soportar todo.  Un hombre sin sentido ni voluntad no es más que una brújula que perdió su norte. Pues al igual que como se narra en el libro, al estar influido por un entorno que no conoce sobre el valor de la vida y/o la dignidad humana, uno mismo acaba por perder sus principios morales y poseer un carácter completamente absorbido, y que fácil es irse en contra de un hombre que cree que no tiene nada por que luchar.      

    Estamos viviendo un destello de lo que se quiere para nuestro país, a penas un pequeño pedazo de lo que se puede lograr, solo que luego de tanta miseria esas migajas se ven enorme a los ojos. “los ángeles se pierden en la contemplación perpetua de la gloria infinita”- Viktor Frankl.  La verdad solo espero que esto nos sirva para ver el potencial que tenemos y no dejemos que, nos perdamos por admirar esa ilusión de ‘gloria infinita’, que ese pequeño destello nos deslumbre tanto que por consecuencia dejemos de escuchar el grito de agonía de nuestro país.  

Redactado por Daniella Salvi

Publicado por Virinia Khalil

Blog de la FCEA 





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