METAVERSO: ¿OTRA REALIDAD?

    Acabamos de presenciar el evento impulsado por la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, con el respaldo de Tecnología financiera en la figura del profesor José Antonio Torres y su equipo, y hemos tenido un encuentro con el mundo del Metaverso, que ya está acá, aunque algunos insistan en que es ciencia ficción.

    La realidad del Metaverso está en vigencia, actúa y se desarrolla a pasos agigantados, es inevitable su crecimiento y sobre todo el que la sociedad se volqué a una interacción virtual que te separe de la realidad, o que ¿vaya a otra realidad?, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Es posible tener diferentes realidades?

    La verdad se entreteje con una ficción que se pasea por ser real ya que involucra el cuerpo humano desde su capacidad mas principal desconocer: los sentidos, y en la medida que tengas tus sentidos volcados hacia un objeto de atención, llámese Metaverso o la calle que ves frente a tu ventana, estamos como humanidad generando de alguna manera conocimiento.

    El conocimiento parte de la realidad y si asumimos como propia y verdadera las acciones que se desarrollan en un espacio de realidad virtual, de alguna forma nos acercamos a algo parecido a conocer, pero la pregunta siempre que da vueltas en estos temas es: como mantener la identidad de cada uno en momentos donde puedes ser el avatar que imagines y puedas desarrollar acciones virtuales lejos de tu real campo físico de acción.

    Si la verdad es como se adecua el intelecto a la realidad, de ser el Metaverso una realidad alterna, tendremos verdades alternas que nos lleven a juicios alternos y a identidades alternas. Eso no parece ser posible, pero desde la filosofía Kantiana se abre el camino a un idealismo que tal vez subjetívese realidades múltiples y se siga contribuyendo a distanciarnos de un dialogo centrado en la verdad.

    El escape del mundo es parte sustancial en este tema que nos impulsa a redefinir el como comprendemos la realidad y el como explicamos lo objetivo desde la inquietud humana, desaprensiva algunas veces y que busca la felicidad siempre. Cuando somos capaces de pagar como humanidad por obras de arte virtuales con carácter de exclusividad, o vestir a nuestro avatar del Metaverso con las prendas de los mejores diseñadores con la intención de mostrarlo en un universo que no corresponde enteramente a la realidad que como ser humano vivo, entendemos que la comprensión de la verdad intenta seguir cambiando y nos lleva por senderos desconocidos totalmente.

    El Metaverso como herramienta tecnológica es una muestra de la capacidad creadora sin limites de la humanidad y tiene muchas ventajas añadidas, el ser humano siempre andará por derroteros de recursos limitados, pero sobre todo de deseos ilimitados. Allí quizás esta el centro del asunto, el ojo del huracán. ¿Hasta que punto queremos renunciar a la vida que vivimos por asumir un juego de roles y presumir en un mundo virtual desde diversas identidades y con diversidad de deseos?

    El tema de debate esta abierto, la humanidad sigue ajustando con cada paso de avance, desde la invención de la escritura por los fenicios, la rueda, la imprenta o el mismísimo internet. Pero, escoger el camino que me congracie con lo que realmente soy como humano es el verdadero reto. Ya lo decía Shakespeare en su obra Hamlet: “Ser o no ser, he allí el dilema”, ¿estoy siendo lo que soy a través de la pantalla asumiendo un rol en un espacio virtual inexistente en la realidad objetiva? Creemos que allí hay que elaborar la discusión.

    En tiempos de Open IA y Metaverso, conciencias alteradas y posmodernidad, debe prevalecer la persona desde todo ámbito posible: legal, ético, social, político, religioso. La multi valencia del ser humano en ultima instancia no depende de realidades múltiples, sino de su adaptabilidad al mundo, de su integración, del reconocimiento del otro y de la generación de espacios de encuentro y dialogo: ¿estamos dispuestos a dialogar con la IA, el Metaverso y la realidad?. Seguimos atentos...

Redactado por profesor Rodolfo Bolívar

Publicado por Virinia Khalil

Blog de la FCEA